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miércoles, 27 de agosto de 2014

esta semana en Letrambulario Radio...


Todo inicia al presionar el botón con la palabra Start, y termina con la frase “Game Over”. Pero quienes trabajan la industria del videojuego saben que los seguidores ocasionalmente buscan más allá del control y la pantalla para seguir la inexistencia de sus héroes, sus villanos y sus mundos. Por lo que escritores de hoy han recibido la encomienda de escribir más allá del programa creado. Esto es Del pixel al papel: Los videojuegos toma 2, y esto es letrambulario radio; porque las palabras también juegan…

En algún momento, alguien tuvo la idea de crear algún juego de video teniendo como base alguna obra literaria o cinematográfica. Con un héroe y un villano al final, la industria del videojuego se consagró como uno de los más exitosos negocios de todos los tiempos. Al incursionar en una trama más allá de una esfera perseguida por fantasmas o un par de líneas rebotando una pelota cuadrada, pudimos ser un espía combatiendo terroristas, un pequeño carpintero que persigue a un travieso gorila, o un hombre de la selva cruzando muchos peligros para salvar a su amada de los fieros caníbales. Sin embargo, algunos de estos juegos en la generación de gráficos de silicón han llegado a ser tan populares por su historia y desarrollo que las empresas que los crearon  tuvieron la audacia de plasmar sus juegos en las páginas de un libro y darle más vida al personaje en la imaginación de algunos autores como es el caso de MYST, un videojuego creado en 1993 en donde el protagonista-videojugador conocido como Strangger (extraño) se ve de pronto en una isla surrealista y debe resolver una serie de acertijos. Conforme el juego tuvo éxito, se pensó en publicar tres libros basados en la exitosa saga Myst, los libros fueron El libro de Atrus, El libro de Ti'ana y El libro de D'ni escritos por Rand Miller, Robyn Miller y David Wingrove respectivamente. Pero no fue un fenómeno la edición de libros basados en dichos juegos sino hasta que la estadounidense S.D. Perry logró los derechos de la compañía Capcom para publicar la saga de libros Resident Evil, basado en el juego homónimo cuya vida de los protagonistas (un escuadrón de tácticas especiales) cambia para siempre cuando son enviados a los bosques aledaños a Racoon City, pues una serie de asesinatos sin resolver se han suscitado. Los protagonistas descubren que una empresa farmacéutica conocida como Umbrella desarrolla ilegalmente armas biológicas y virales, dejando como resultado Zombies que son los responsables de las muertes, y donde el corrupto gobierno está involucrado.  Lo cierto es que mientras no se expliquen detalles ya sea leves o complejos; los escritores seguirán dándole al “Gamer” lo que no se explica en la pantalla, o dejó pasar por alto mientras disparaba sin cesar.

martes, 19 de agosto de 2014

Las páginas Oníricas

Esta semana, el colibrí letrambulante sobrevuela un mundo donde todo puede ocurrir, donde no hay imposibles y donde nos puede transportar a la realidad de nuestros anhelos o peores pesadillas. Un gobierno totalitario escudriña a cada individuo en busca de posibles amenazas: "El Palacio de los sueños"  de Ismail Kandaré. En cinemorfosis, un pequeño viaja hasta a un increíble mundo para salvar al pueblo del Rey Morfeo en "El pequeño Nemo" de Masami Hatta y William T. Hurtz. En ecos fonolíricos, un clásico de la animación de 1966: "El mago de los sueños" de Andy Russell. Esto y más en PÁGINAS ONÍRICAS: EL MUNDO DE LOS SUEÑOS, aquí en letrambulrio radio; porque las palabras también vuelan. Conduce Elizabeth Ríos y Eduardo Medrano, síguenos el vuelo en Facebook (colibrí Letrambulante) Twitter y MySpace (letrambulario)

lunes, 11 de agosto de 2014

Cuenta Regresiva este Viernes...




Me preguntan ¿por qué la Luna? ¿Por qué hasta en la piel? Respondo, porque a su luz me alumbran las veleidades que después se vuelven cuentos de corto aliento y poemas escondidos. Porque solo la Luna y yo sabemos de nuestros soliloquios y los viajes infinitos.  Porque son Las Lunas y no La luna.

Y es que nunca he vuelto a ver una luna fría y calculadora sobre las dunas del desierto camino a Cuzco. Nunca, otra vez, la luna eclipsada el otro Febrero que me arrastró entre sus sombras o aquella de luz cadenciosa en Tlaxcala. La luna mística del Expiatorio y la indiferente al final de la avenida más larga y ruidosa en cualquier ciudad del mundo. La otra curiosa que entró al patio de los naranjos para oír poesía Zapoteca, algún Mayo en el Cabañas. La que nunca me canso de subir en Teotihuacán y la que me canta José Alfredo Jiménez como nadie, y aquella luna triste evocada por el Jaramar.

¿Cuándo otra noche a la ribera del río San Pedro que me regaló dos lunas? ¿Cuándo otra luna en San Cristóbal de las casas mientras se enfriaba su chocolate, Hombre de maíz? ¿Cuándo otra en los caminos curvos, selváticos, lóbregos de Oaxaca?  ¿Volveré a soñar en tu mirada, Luna de Cuyutlán? ¿Seguirá recordando mi infancia esa luna que asoma a media noche desde su patio, en casa de mis padres? ¿Cuándo Izchel, Yunuen y Aysel juntas en un cuento, juntas conmigo, en mí? ¿Volverá esa luna de Uruapan con un bolero a mi oído, que no vi; pero ella a mí sí?

Las Lunas que no fueron, como la de Playa Azul, la del malecón de Vallarta y su inesperada lluvia? La luna prometida en la mirada, la otra que no agregué a mi colección. La lunita que casi lo fue.

Que no vuelvan, ni en sueños las lunas tristes, eternas, lloronas, que me perseguían en años pasados. Que no vuelva la luna que me dijo era de queso y le creí.

La lunas que faltan: una en Santa Martha bailando vallenato, otras insaciables con sabor a horchata y coco en Tabasco, las lunas en la Barrancas del Cobre y otras desérticas en Sonora. La inerte luna flotando sobre la isla de pascua y otras más sobre el volcán Licancabur. La luna que podría tocar en Bariloche u otra que se esconde en vano tras la montaña Sugarloaf, la que vela, creo que sin quererlo, la noche de muertos en Pátzcuaro o la luna entre palmeras de Tobago.

O la artificial y terca en alumbrar mi refugio, a pesar que prefiero dormir a oscuras.

Pero aquí, en las páginas que me siguen, cada quien se desvela en sus lunas y las derrama en tinta: Una es cómplice y cazadora, otra acompaña a un niño triste y abandonado seguido por su gato, una que tiene varios trajes, una siempre curva y sentimental… engarzada a una estrella llega otra luna y otra más que presume ojo celeste. Hay una luna en la que no habitan los selenitas, pero si la visitan los astronautas. Otra se confiesa sin tapujos una ladrona y otra más se eclipsa con una mujer a quien le corre el mar por las venas…

¿Cuales y cuantas serán tus lunas, tú que recuerdas mientras me escuchas, me lees?

miércoles, 6 de agosto de 2014

Esta semana en Letrambulario Radio...


El silencio se transforma, según el poeta, en la nada; una nada que se convierte en todo.
Un todo que expresa y ordena a no utilizar palabra alguna, se transforma en el diálogo, la afirmación, la negación, el suspenso, la meditación y la c...onclusión. El silencio “Dice” sin necesidad de palabras o sonido alguno. Autores como Thomas Harris han recurrido al silencio no solo para titular su obra, sino para darle el conflicto al protagonista que le sigue a lo largo de la trama. Así una novata Clarice Sterling debe afrontar sus demonios del pasado para quedar liberada de ésos recuerdos, cuando finalmente su pasado “Guarde silencio”
Desde su natal Irlanda, la actriz teatral Tana French, por otra parte, nos trae el hermetismo en torno a un bosque donde un trío de niños entraron y sólo uno volvió. Este hecho ocurrió hace tiempo y donde el protagonista, ahora un detective; debe resolver un crimen en el mismo lugar de sus pesadillas. Un bosque oscuro, desolado y silencioso.
Pero este es solo un par de ejemplos donde la falta de palabras y sonidos pueden expresar mucho, o poco. Lo cierto es que mientras la situación sea cómplice de cualquier momento, lugar y personaje; el silencio sin recurrir a más, lo dirá todo…

Un estado meditativo, o incluso expresivo es la ausencia de palabras, de sonidos, de diálogos. Este Viernes, el colibrí letrambulante sobrevuela silenciosamente sobre un pueblo cuyo protagonista guarda silencio ante el qué dirán, de Cristina Valeros: "Sigilo". En cinemorfosis, dos hermanas se hospedan en un pueblo donde nadie tienen nada que decir: "El silencio" de Igmar Bergman, y en ecos fonolíricos 13 años de silencio lo dicen todo: "Silent Hill 2" de Akira Yamaoka. Esto y más en "ÁFONÍAS ESCRITAS: EL SILENCIO, TOMA 2" aquí en letrambulario radio; porque las palabras... Conducen Elizabeth Ríos, Eduardo Medrano e invitados, síguenos el silencioso vuelo en Facebook (colibrí letrambulante) Twitter y MySpace (letrambulario)
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