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jueves, 15 de julio de 2010

LR: Los melómanos

Poseídos por la música



La música tiene un impresionante poder sobre nosotros. Nos atrae, nos enamora, y nos perturba. Cobra voluntad con su capacidad descriptiva, cautivadora, y muchas veces llega a poseernos, justo cuando hemos creído poseerla.

Este programa dedica sus palabras a la música y a sus enfermizos enamorados, los melómanos.

Degustaciones

Es la música capaz de dominar la atención de hombres y animales. El impacto que ejerce es tan grande como primitivo. Su encanto, es tan atractivo que puede volverse peligroso; cuando el canto de las sirenas lleva a la perdición a un gran número de marinos, cuando una melodía extraña, interpretada por un flautista, lleva a ratas y niños al anonadamiento.

En la literatura, la música hace azaroso el encuentro entre dos culturas que se esfuerzan por lograr el peligroso contrapunto, de un Concierto Barroco. El encanto que produce, es tema para un cuento, donde se vuelve fatigoso amarla, cuando la música ha creado una dependencia, pues en ésta, la admiración y la intolerancia pueden ir dirigidos a un mismo hombre: El músico.


I.-El mito de las sirenas

En algunos relatos de la mitología griega, Terpsícores, musa de la danza, del canto coral y la poesía, concibe con Aqueloo o Forcis, a las sirenas, mujeres extraordinarias, dotadas de una maravillosa voz. Quienes originalmente compartían rasgos humanos y de ave. Las sirenas retaron a las musas, quienes eran también excelentes cantantes. Al ser vencidas, las sirenas fueron despojadas de sus plumas, y avergonzadas, se retiraron a las costas de Sicilia, donde, con su canto, ejercían una poderosa atracción sobre los marinos, provocando una distracción tal, que llegaba al punto de no poder evitar que sus navíos se estrellaran contra las rocas.


II.- El Flautista de Hamelin 

(Der Rattefänger von Hameln)


Una misteriosa desgracia, presuntamente ocurrida en Hamelin, Alemania en 1284, inspiró éste relato popular, documentado por los hermanos Grimm. La historia, narra la terrible situación de la ciudad invadida por ratas. El pueblo se consume en ansias por los indeseables visitantes hasta que aparece un extraño tocando una flauta, con la cual fueron atraídas hasta el río Weser, donde murieron ahogadas. Cumplida su misión, el hombre volvió al pueblo a reclamar su recompensa pero los aldeanos se negaron a pagarle. El cazador de ratas, muy enfadado, abandonaría el pueblo para volver poco después, el 26 de junio, en busca de venganza. Mientras los habitantes del pueblo estaban en la iglesia, el hombre volvió tocar con la flauta su extraña música. Esta vez fueron 130 niños, los que le siguieron al compás de la música, y abandonando el pueblo los llevó hasta una cueva. Nunca más se les volvió a ver.

Existe una ley-costumbre largamente establecida en Hamelin, que prohíbe cantar o tocar música en una calle particular de Hamelin, por respeto a las víctimas del legendario evento: la llamada Bungelosenstrasse, adyacente a la “Casa del Flautista”. Durante desfiles públicos con música, incluidas las procesiones matrimoniales, la banda musical deja de tocar al llegar a esta calle y continúa con la música una vez que la ha atravesado.

En el Relato del Papa Inocencio III, perteneciente a La cruzada de los niños, el escritor francés Marcel Schwob escribió:

“Como sabéis, Señor, el maligno se apodera gustoso de los niños. En otro tiempo adoptó la figura de un cazador de ratas, para arrastrar con las notas de música de su caramillo a todos los pequeñuelos de la ciudad de Hamelin. Unos dicen que aquellos infortunados se ahogaron en el río Weser; otros, que los encerró en la falda de una montaña.” 

III.-Concierto Barroco, de Alejo Carpentier

Concierto barroco es una interesante novela, donde dos culturas, América y Europa, se fusionan por medio de la música. Para escribir esta novela, Carpentier estuvo inspirado en la ópera Montezuma, de Vivaldi.

Rubén Fernández Cozman, de la universidad San Marcos de Lima Perú escribe:


“Concierto barroco traduce la idea de que la música permite acceder a una concepción del tiempo no lineal sino circular, donde el pasado y el presente pueden fusionarse para ir tejiendo la historia del futuro.”

IV.-El perseguidor, de Julio Cortázar


En su cuento “El perseguidor”, inspirado en vivencias del saxofonista Charlie Parker, Cortázar aborda un tema considerado por la crítica, como “poco literario”: el Jazz. En él, se percibe el sentimiento de admiración-odio del crítico y biógrafo de un personaje que se cae a pedazos, un músico de Jazz que puede un día ser celebridad y al siguiente vagabundo. Una degustación indiscutiblemente oportuna, pues la música para Cortázar, fue un elemento importantísimo en su proceso creativo, así lo aseguró en entrevista para el programa español “A fondo” en 1977.

“Mi trabajo de escritor, se da de una manera, en donde hay una especie de ritmo, que no tiene que ver con la rima y con las aliteraciones. Sino con una especie de latido, de swing -como dicen los hombres de Jazz-una especie de ritmo, que si no está en lo que yo hago, es para mí la prueba de que no sirve.”

V.-El wagnerismo

Richard Wagner, ha despertado todo tipo de inquietudes: musicales, políticas, culturales, religiosas, sociales. Mucho se puede hablar sobre éste personaje, basta con atender al término: “wagnerismo” ¿cuántas personas poseen un término que haga referencia al culto que se le practica? Pues Wagner es una de esas personas. 


A continuación, fragmentos de:

 “El manual del perfecto Wagneriano que no tiene desperdicio”, pullas en verso entre Barbieri y Carmena, quienes buscaban hacer sátira de tan tremendo fanatismo que ya se le profesaba.
I.- Lo primero que has de hacer, ¡oh sencillo aspirante a Wagnerista!, es aprenderte de memoria unos cuantos nombres, que emplearás a la buena de Dios cuando hablas de música , aunque no sepas con certeza lo que significan. Estos nombre son, ¡fíjate bien! Kappelmeister, leitmotiv y festpiel. Ellos son el vocabulario, el abc del wagnerista; sin saberlos, no puedes pasar por iniciado.

III.- Es preciso hablar con desprecio de los compositores que no sean Wagner, Si oyes hablar de un tal Gluck, lo menos que le llamarás es atrasado. A los terminados en “etti” o en “ini” lo menos que les llamarás será bandidos. Quedamos, pues, en que no se respete otro nombre que el venerado y regenerado del Maestro (cuida mucho de escribirlo siempre así, con M de profeta)

VII.-Reglas para hacer buen papel cuando se va a escuchar una ópera wagneriana:
1.-Ocuparás tu asiento gravemente.
2.-La gravedad se irá volviendo poco a poco superioridad y desprecio olímpico, lo cual quiere decir que estás en tu casa.
3.- Harás notar a los que están cerca de ti que les tienes lástima porque no son “iniciados”; ¡pobres!, que no pueden gozar de suficiencia y método las maravillas del arte.
XI.- Juramentos que te son permitidos: “¡Rewágner!” ¡Voto a Wotan! ¡Ay, hijo del Rin! ¡Ay walkyria!¡Me caso con fafner! ¡La mala Ortruda!”… Solamente cuando estés muy enfadado, y cómo caso muy excepcional, podrás dejarle a alguno “¡Ve a erdra!”

XII.- Si eres casado y tienes ediciones, les pondrás nombres bien wagnerianos. A los chicos puedes llamarlos Tristán o Sigifrido. Y ya verás esos nombres, cómo se vuelven allá en la escuela. Elsa es un nombre que le “cae” bien a una niña: Pero no llames a ningún hijo “Tetralogía”, porque no lo hallarás en ningún calendario, sea católico protestante o librepensador, por pensador y libre que sea.

XVI.-Todas las noches, al acostarte, rezarás así “Padre Wager que estás en el Olimpo, sea tu nombre armonizado, venga tu reino a nuestros públicos y ejecutantes y críticos musicales; que la Tetralogía se represente entera, así en Bayreuth como en cada uno de nuestros teatros de ópera. El Oro del Rin nuestro de cada día dádnoslo en la presente temporada; perdonádnos nuestras trolas como nosotros perdonamos la de nuestros revisteros y no nos dejéis caer en la ópero folclórica, mas líbranos de artes gitanas, Amén.”

Cinemorfósis


La pianista, de Michael Haneke









Amadeus, de Milos Forman
















Claroscuro, de Scott Hicks



















El pianista de Roman Polánski



















Réquiem por un imperio, de István Szabók



















Ensayo de una orquesta, de Federico Fellini









Degustaciones musicales

Summertime, de Charlie Parker

Obertura de “El rapto en el Serallo” (Die Entführung aus dem Serail), de Mozart

Preludio a la siesta de un Fauno, de Claude Debussy

Obertura de Tristán e Isolda, de Richard Wagner


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